LA UNIÓN EUROPEA, UNA EXPERIENCIA PARA EL BIENESTAR DE TODA LA HUMANIDAD

    

    La Unión Europea es una experiencia de vital importancia para el progreso de la humanidad, pues por vez primera se quiere construir un macro estado basado en el estado del bienestar, en los derechos humanos y en el espíritu democrático, sin que actúe de pegamento el nacionalismo y la cultura propia. Es una muestra de cómo se han de ir uniendo los países del mundo: no por la cultura o el nacionalismo, sino por compartir unos derechos y deberes para cumplir sueños de bienestar en común, una unión basada en bellos futuros en vez de en rivalidades del pasado. 

    La Unión Europea ha de ser el acicate para conseguir entre todos una humanidad unida en sus sueños, que deje en el pasado las guerras y la barbarie, nunca los europeos tuvimos mayor responsabilidad en el futuro de todos.


La humanidad ha de trascender sus divisiones, dejar atrás las banderas que se enfrentan para convertirlas en colores de una sola humanidad.  Hemos andado un largo camino de desencuentros, cuyo último sentido ha de ser el encuentro final, encuentro enriquecedor pues cada parte trae sus propias y únicas experiencias. La Unión Europea ha de ser el motor de ese encuentro, aunque solo sea por los grandes desencuentros que en el pasado vivió y exportó al mundo entero. La humanidad ha de empezar a crear un futuro en común basado en la concordia y en los retos de grandes y bellos futuros.  


SOMOS MUCHOS, PERO SOMOS SOLO UNA HUMANIDAD

 

   La humanidad no necesita ni de patrias ni de banderas, tan solo ser reconocida en su belleza y en sus potenciales. El humanismo o es válido para toda la humanidad o no es humanismo. Ver en el necesitado sus necesidades es el primer paso, pero no hay que olvidar que sus necesidades no se acabarán hasta que sepamos reconocer en él su grandeza como ser único, su calidad de pieza insustituible en el puzle de la creación de una humanidad auténticamente humana, que es capaz de por fin expresar su plena belleza y creatividad y dedicar ambas a la construcción de un nuevo mundo: somos muchos, pero somos solo una humanidad.


La humanidad ha de acogerse a sí misma y descubrir los bellos futuros que le esperan. La fe en la humanidad ha de ser más grande que sus dramas y sus divisiones, precisamente por eso ha de ser un valor educativo esencial: que nadie salga de la escuela sin creer en la humanidad.


CÓMO ABRIR EL REGALO DE LA IGNORANCIA DE LOS DEMÁS


  La ignorancia de los demás es también una oportunidad de crecimiento para nuestra propia sabiduría. Relacionarnos con lo que ya hemos superado nos ayuda a ver a las personas más allá del punto evolutivo en el que se encuentren, a reconocerlas por lo que son más que por lo que creen y a detectar en nosotros prejuicios ocultos. 



   El regalo de la ignorancia de los demás solo se puede abrir desde la inocencia de verlos más allá de lo que esperamos de ellos, más allá de lo que en el momento estén experimentando para su propia evolución; si así lo hacemos cada "ignorante" será luz para nuestro propio crecimiento. En el fondo, el regalo más importante que nos otorga la sabiduría es aprender a disfrutar de todos y de todo, pudiendo así estar agradecidos a todos y a todo.



LA SOCIEDAD DEL BIEN SER, UN FUTURO QUE HEMOS DE EMPEZAR A CONSTRUIR

 

    La sociedad del bien estar no garantiza acabar con los suicidios de algunos de sus ciudadanos, la sociedad del bien ser, que ha de suceder a la primera, sí ha de hacerlo, y lo hará gracias a una nueva alfabetización que eduque despertando el sentido de la felicidad en sus ciudadanos: nadie renuncia a la vida cuando posee lo mínimo necesario para su supervivencia y además ha aprendido a vivir desde su sentido de la felicidad.

Hemos de empezar a construir ya el estado del bien ser para que las próximas generaciones, a hombros del estado del bien estar, puedan por fin soltar al aire la cometa multicolor de su sentido de la felicidad, que se elevará por encima de los dramas del pasado como testimonio de que la humanidad evoluciona.



LA UTOPÍA ES EL PRIMER PASO: HACIA LA MEDICINA DEL FUTURO

 

    En un futuro muy lejano todas las enfermedades se curarán por efecto placebo, es decir: con el poder de nuestra mente y de nuestros sentimientos. Es curioso que hoy en día se vea el efecto placebo como un engaño al cuerpo, como algo no deseable en la experimentación de nuevos medicamentos químicos, en vez de verlo como el gran poder sanador del ser humano, que está esperando para hacerse realidad a que nuestro crecimiento personal y social nos empodere, hasta el punto de ser los dueños de nuestra salud. El reto está lanzado, ahora le toca a la ciencia ficción empezar a hacer imaginable lo que hasta ahora era inimaginable: la utopía es siempre el primer paso.


En la  medicina del futuro el paciente empezará a ser su propio médico y solo ocasionalmente recurrirá a una medicina social, que llegará, con una gran tecnología, a donde el individuo no pueda.